martes, 14 de febrero de 2012



Sparkle.



Una pregunta que ronda en las cabezas de todas las personas, seguramente de la mayoría. Una pregunta que muchas veces la respuesta para la mente fue un no, pero para el corazón, fueron miles y miles de "si". Quizás sea una pregunta que nunca tendrá una respuesta clara y concisa, y aún así, seguimos haciendola, la cual llega con un conjunto extra de millones de preguntas más. 

¿Por qué al ser humano le gusta lo imposible? O mejor dicho, ¿Por qué nos gusta lo que no podemos tener? 

Muchos insisten en que si, en que van a conseguirlo, y de esos muchos, pocos fueron los exitosos. Es una meta, un deseo, un sueño que todos tenemos, tener ese auto tan caro, estar con ese hombre perfeto, o con esa mujer perfecta. Por ejemplo, las mujeres siempre deseamos no tener que depilarnos las piernas. Hoy en día ya existe la depilacion definitiva, pero va a llegar un punto, en que el pelo va a comenzar a salir de nuevo, porque es su naturaleza. Y la mujer va a volver a depilarse, pensando que esta vez, el vello no va a salir. Volvió a salir.

¿Que pasaría si con solo un aparato, pudieramos sacar de lado eso que molesta, y obtener lo que deseamos? Entonces en el mundo no existiría la pobreza, las guerras, o quizas siendo menos general, yo tendría esa camioneta que siempre quise. Si hablo en relacion a todo el mundo, nadie tendría pelos. 

¿Y en el caso de las relaciones? Siempre deseamos esa persona, que por más que nos evite, siempre vamos a buscar la forma de "encontrarnos" accidentalmente, de que responda el mensaje, de que no se desconecte cuando le hablamos. Toda persona tuvo a alguien así en su vida, toda persona se enamoró del menos indicado, y toda persona, siguió insistiendo en que la barrera del "lo evito" iba a bajar. Pocos fueron los exitosos. 
Siempre escuchás "perseguí tus sueños", "no te rindas", "dale que vos podes". 

¿Pero si es una persona ese sueño? Ya te das cuenta de que estás enamorado, te das cuenta de que acostarte en la cama no significa dormir, significa pensar en esa persona, y solo en esa, nadie ni nada más. Te acordas de todos los momentos, todos los besos, las caricias, las risas. 

Perseguir un sueño es como ver una estrella en el cielo. Está ahí, la ves desde lejos, y deseas llegar, por más lejos que esté. Te obsesionas por llegar, por tocarla, y cuanto más intentas de llegar, más se aleja, y así constantemente. Para cuando quisiste acordarte, pasaron meteoritos por al lado tuyo, pasaron supernovas, pasaron estrellas muchisimo más grades que esa estrellita chiquitita. Pero seguís mirando la estrellita, la hermosa estrellita, tan pequeña,y cada vez más lejos. Salís corriendo, la perseguis, te llevas todo puesto, y sigue yéndose, cada vez más rápido. 
Muchas veces, esa estrellita es mejor dejarla ir, por el bien de ella y tuyo. Pero no, yo voy a perseguir mi sueño. Y seguis corriendo, corres, corres y corres. Mas lejos se va, cada vez más y más apagada. No, voy a llegar. Para cuando miraste atrás, ya habías pasado Plutón, y estabas en la nada, mirando la estrellita. Seguis, no te interesa, hasta que llega al punto en que la estrellita desaparecio. Resulta que la estrellita habia desaparecido ni bien habias dejado de pisar la tierra, esa estrellita perfecta habia desaparecido, estabas persiguiendo una ilusión, una imagen. Decidís volver, y para cuando llegaste a la tierra, te das vuelta, y ahí está, mirándote. El puntito blanco con su aura alrededor, mirándote fijamente. Queres salir a correrla de nuevo, pero sabes que cuando empieces a correr, la experiencia se va a transformar en roca, y te va a hacer tropezar. ¡Te quedas acá! No te quedas nada, salis corriendo. Agarras la roca y la guardas en tu mochila cargada a la espalda, junto con los demás sentimientos, y seguis, pero esta vez vas cada ves más y más rápido. Llegaste a Júpiter, y la estrellita se fue. ¿Está jugando con vos? No, vos le pedis jugar. La estrellita solo te mira, por intriga, por saber como sos. Vos tenes la ambicion y codicia de ir en busca de ella, y tocarla. Te despertás. 
Te levantás, vas hacia la ventana, y mirás las estrellas. Ahí está, iluminando la calle, y está solo ella, nadie más. Cerrás los ojos, respiras y los volves a abrir. De la nada apareció el cinturon de orion. Cerrás los ojos de nuevo, y la estrellita desapareció. No hay nada más, sólo negro. ¿Dónde fue? Está en tu mente, y ahí quedó la imagen grabada de la estrellita mirándote. Deseaste tanto tenerla, que se metió en tu mente y se grabó. Ahí permaneció. 

A veces deseamos tanto algo, que cuando lo tenemos, no nos damos cuenta del camino que tuvimos que recorrer para tenerlo, pero al final, todo valió la pena. ¿Y después de que alcanzaste la estrellita?Pasaron años y años después de todo eso, la disfrutaste y estás harto, fue demasiado. Ya la tuviste, ya la tocaste; ¿Ahora? ¿Cuál es mi nuevo objetivo? Ahí te das cuenta de que era mejor ver la estrellita de lejos, y sólo desearla.