viernes, 8 de julio de 2011

¿Pensaste alguna vez en las cosas que me dijiste?¿Pensaste en mí? 



Pasaron 2 años, te fuiste de acá. Fue lo peor que pudo haberme pasado, estar acostumbrada a verte todos los días, todas las mañanas. Eran las mejores. Los mejores recuerdos que tengo son de ese año, aunque no hayan pasado cosas favorables para mí. Fue un año difícil para mí, pero vos me ayudaste un montón. Con tan sólo una mirada, era la chica más feliz del mundo, con eso bastaba. Mis papas se habían separado, así que estaba pasando por etapas difíciles, muy difíciles. Nunca había experimentado tal sentimiento y vos me hiciste fuerte. Ni con una palabra, o una letra que escuchara de tu voz, sino con una simple mirada era capaz de levantarme y seguir golpeándome con todo lo que se interpusiera en mi camino. Era la persona más feliz del mundo. Estaba enamoradísima de vos, mi mundo giraba alrededor de vos, y nadie más. No nos hablábamos todos los días, no éramos los mejores amigos, pero una sola mujer que te hablaba y ya me ponía loca, demasiado. Muchos me dijeron: ¿Qué le viste?
No sé, DE TODO, NO ME PREGUNTES; MIRÁ LO QUE ES, ¡ES HERMOSO!
No me alcanzaban las palabras y la voz para gritarte lo muchísimo que te amaba, lo muchísimo que ansiaba poder darte un simple beso, para poder ser la persona más feliz del mundo.

¿Qué decirte? Me enamoraste, me obsesioné con vos, mi mundo eras vos, todo lo que hacía era para lograr tu aprobación, eras mi todo. Fue la sensación más horrible saber que no iba a verte nunca más, que no ibas a aparecer ante mis ojos nunca más.
Después de eso, te vi una vez. Fue lo más hermoso. Tenía ganas de gritar, ganas de saltar encima de ti y besarte, abrazarte y no dejarte ir. Pero como todo cuento, tuvo su final. Te fuiste por tu camino, yo quedé ahí, mirando cómo te ibas. Sin hacer nada.
Después de todo eso, reapareciste, y esa tercera vez fue hoy (8/7/11). Hubiera llorado en ese mismo momento, pero no lo hice. Verte ahí, tan grande, después de tanto tiempo, tantos días sin vos. Hubiera metido la cabeza en el tacho de basura por tan sólo poder decirte: Hola Chris.